diamanda galás - malediction & prayer


.:: One of the most startling artists of our time, Galás creates haunting gospels of despair, desolation and redemption that leave the audience shaken and transformed. For some, the things of which she sings are too much to bear; for Galás, it would be unbearable to remain silent about them.

Galás treats her piercingly beautiful multi-octave voice as an instrument whose sound defies description, penetrating like wind to the bone, resurrecting the dead in the living. She stands alone by virtue of her extraordinary technical accomplishment and her passionate commitment to the principle that the personal is the political. The themes she addresses are universal-a ferocious grieving of real and immediate loss-taking material from a wide variety of cultures and eras. The sorrow of which she sings addresses in chilling recollection, man's inhumanity to man, songs of life and death, redemption and damnation, of human pain and suffering which is experienced directly by the audience.

You'd have to look long and hard to find a more unclassifiable artist than Diamanda Galas. Her mesmerizing voice sounds something like Tina Turner, something like Janis Joplin, and something like Jessye Norman. It's hard to pay attention to what she's actually singing at first; Galas's voice is that compelling, from the deep, heavy notes of "Iron Lady" to the high, shivering pitches of "The Thrill Is Gone." She takes everything from French writer Baudelaire's "Abel et Cain" to legendary bluesman Son House's "Death Letter" and makes them her own, the thundering chords and deep growls of her piano complementing her astounding voice perfectly. Love her or not, Diamanda Galas will provoke a deep-seated response such as few vocalists can aspire to. --Genevieve Williams

.:: Si los autoproclamados "góticos" estuvieran mejor informados, fuesen más radicales o tuvieran coraje para ir a la esencia en lugar de perderse por las ramas de la estética, ella, Diamanda Galás, sería su reina indiscutida.

Pero como los "góticos" parecen más centrados en asuntos de maquillaje, guardarropía y estilismos varios, Diamanda (da vergüenza escribirlo después de una carrera ya tan extensa) sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de la música actual. Si a un "gótico", incluso a efectos de mera apariencia física, le resulta más inspirador el personaje de Robert Smith que esta genuina dama de las tinieblas, apaga y vámonos. Pero, en fin, ya que ni los periodistas-gurú del pop ni los templos de la lírica convencional abren las puertas de su entendimiento a esta soprano inabarcable, rindámonos algunos al poder terrible de uno de sus dos trabajos dobles de 2004.

Diamanda Galás posee los recursos de la ópera convencional, pero también las claves estéticas del expresionismo alemán, la facultad transgresora del verdadero cabaret, el secreto de utilizar su piano alternativamente como una caricia o como una metralleta, la terquedad de seguir, insobornable, transitando por un camino que casi nadie comprende ni aplaude.

Maldita y bendita, atormentada y visceral, la californiana de origen griego Diamanda Galás ha permanecido desde comienzos de los años 80 como una inquietante y soberbia voz dentro del espectro musical moderno. A medio camino entre el blues, la ópera, el canto espiritual, el jazz, la música experimental, y el “dark-folk”, Diamanda Galás ha demostrado poseer, además de una excelente habilidad con el piano, un rango vocal de impresionante cobertura, de erizantes efectos sobre la audiencia. Su intimidante música y las pocas concesiones que ha realizado a lo largo de su carrera, la han mantenido injustamente al margen de la industria musical.

Desde su primera aparición en público en 1979, en el Festival d’Avignon, Francia, Galás ha estado continuamente redefiniendo los parámetros de la interpretación y el “performance” vocal, usando un variado arreglo de técnicas que van desde guturales gemidos hasta aterradores gritos, pasando por momentos de genuina melancolía, produciendo diversos y muy extremos estados de ánimo en el oyente, retándolo continuamente.

Después de haber ganado notoriedad en Europa, Diamanda Galás hace su debut discográfico con The Litanies of Satan, en el cual aparece la espeluznante “Wild Women with Steak Knives”. A partir de 1984, el trabajo de Galás se ha visto influenciado por los horrores del Sida, tema fundamental de A Plague Mass, una especie de requiem para aquellos atrapados por la muerte, una obra dividida en cuatro partes: The Divine Punishment (1986), primero de esos capítulos, desafía los efectos producidos por la homofóbica respuesta al Sida a través de la subversión religiosa; The Saint of the Pit (1986) utiliza el martirologio como una metáfora para aquellos que sufren, signada por el contagio de su hermano durante la grabación; con You must be Certain of the Devil (1988) Galás busca la redención mediante los salmos y cantos espirituales negros.
Estos tres primeros trabajos del cuarteto fueron recopilados en Masque of the Red Death (1988), antes de ser editada la cuarta y última sección de A Plague Mass (1991), esta vez en vivo, con títulos tan devastadores como “There are no more tickets for the Funeral”.

En 1992 se edita The Singer, un magnífico compendio de piezas extraídas del cancionero popular norteamericano, y poco tiempo después aparece Vena Cava (1993), así como Judgement Day (1993), un estético trabajo audiovisual que captura a Diamanda en una memorable actuación. La voz de Galás ha sido requerida por los cineastas Francis Ford Coppola para la versión del clásico Drácula, y por Oliver Stone para la frenética película Natural Born Killers.

La carrera de Galás no se detiene, y es así como nos sorprende con el más rockero de todos sus discos, The Sporting Life (1994), una colaboración con John Paul Jones, ex-bajista de Led Zeppelin.

En 1996 aparece Schrei X, alternando vocalizaciones cargadas de energía con momentos de silencio, a manera de confesión. Con su más reciente ofrecimiento, Malediction and Prayer, un trabajo desbordante de emocionalidad, con piezas cantadas en inglés, griego, español e italiano, Diamanda demuestra una vez más su inmensa versatilidad vocal y su apego a lo arriesgado.

A Diamanda Galás se la puede odiar o amar. Su voz pura, potente, cristalina y emotiva, penetra nuestras fibras hasta llegar al alma. Permanecer indiferente es una tarea imposible ante el poder seductor de su música, permanentemente confrontada con el lado corrupto y descompuesto del espíritu humano. Diamanda Galás es un instrumento de inspiración y un arma de tortura para los enemigos de lo auténtico. --Juan Carlos Ballesta

***si te late la onda del indie bonito o lo "arriesgado" de The Killers y tu "artista secreto" es Velvet Underground… hazte y hazle un favor a tu cerebro… NO LO BAJES !!!***

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2 comments:

Adam Infanticide said...

you've got a real variety of unique music here ... some great stuff!

indieground said...

thanx man !!!

i try to offer a nice, eclectic blog with interesting material… no matter if it is metal, pop or "classical" music.

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